martes, 16 de junio de 2009

LA INSUMISA SELVA DEL PERU


El vigoroso escritor peruano Manuel González Prada dijo un día que todo blanco era, más o menos, un Pizarro. Lo recordé al enterarme de la masacre perpetrada por el gobierno de Alan García contra la población indígena de Bagua. La ominosa figura de los invasores del siglo XVI encarna de nuevo en gobernantes que invocan el “progreso” para hacer política de tierra arrasada, sin que les importe las vidas que se lleven por delante en su desesperado afán de hegemonía. No sabemos la cifra exacta de los muertos, pero sí que muchos de ellos fueron quemados o arrojados a las aguas del río Marañón. Defensores de sus lugares ancestrales, del albergue sagrado de sus mitos, los indios awajun y wampis estaban luchando por lo suyo, por la defensa de su selva y de sus frutos, cuando fueron atacados por aire y tierra, de la manera más artera y salvaje.
Quienes conocen la tesis que el presidente del Perú sustenta en el llamado “síndrome del perro del hortelano”, no se han sorprendido ante esta carnicería ordenada por él. Y en realidad nadie debería extrañarse de que sigan ocurriendo matanzas de este tipo contra nuestros pueblos indígenas. Prevalece en algunos sectores sociales una mentalidad dura de superar, según la cual hay poblaciones de primera y poblaciones de segunda. Entre éstas se encuentran, por supuesto, las diversas etnias aborígenes del continente. Semejante racismo aún campea también en algunos venezolanos, refractarios al espíritu que inspira las normas que en la Constitución vigente consagran los derechos de esos pueblos sojuzgados…

No siempre ha sido el exterminio físico la vía para la destrucción. Una de las armas predilectas de las élites, tanto de Perú como de Bolivia, ha sido la extinción progresiva de las identidades.Uno abriga la esperanza de que esta acción infame del gobierno peruano avive la fuerza emancipadora de los pueblos y la rebeldía comunitaria de los indios. Creo que los tiempos de mansedumbre han quedado atrás. Ahora tiene la palabra la camarada insumisión. Está en juego la naturaleza y las etnias amazónicas del Perú se saben parte de ella. Por eso protegen su diversidad. Muchos “criollos” se han acercado a sus predios buscando curación para sus males y procurando aprender de su cocina y de sus dietas. Y han encontrado maravillas: suculentos pescados y chanchos aderezados con misto para alegrar el espíritu.
Aún en estos días tristes para la comunidad amazónica del Perú, después del ayuno, bien vale un buen masato, como lo saben los indomables hombres de la selva y de la yuca.

martes, 9 de junio de 2009

EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA

El responsable de la tragedia de Bagua es el presidente Alan García. Él y no otro es quien ordenó el aplastamiento a balazos de la protesta amazónica.Un suboficial de la Policía ha declarado al diario La República que la matanza de 12 policías en la estación 6 se produjo debido a que los nativos se enteraron por la radio de la muerte de sus hermanos en Bagua.No estoy de acuerdo con la extrema crueldad aplicada a los policías allí victimados. Pertenezco a la supuesta civilización occidental. Pero sé, por conocimiento de la historia de las luchas nativas y campesinas, que esos métodos suelen aflorar cuando se reprime cruelmente a la población. Tratándose de las etnias amazónicas, hay que conocer sus valores y costumbres. Róger Rumrrill, el lúcido conocedor, pensador y analista de la Amazonía, ha recordado que en diversas etnias matar a un nativo equivale a una declaratoria de guerra.À la guerre comme à la guerre, dicen los franceses. En la guerra como en la guerra. Pero tratándose de un conflicto entre peruanos, y entre “civilizados” criollos y pobladores nativos, los gobernantes -mejor dicho, el gobernante- no han debido ordenar la represión homicida. Alan García ha publicado, con su firma, un comunicado en el que habla de 55 días de intento de diálogo.¿Diálogo? Pero si en todo momento García y su cohorte han dicho que no van a derogar los Decretos Legislativos.Notorio es que la Comisión de Constitución del Congreso había declarado, días antes, la inconstitucionalidad del Decreto Legislativo 1090.El jueves 4 de junio, la Célula Parlamentaria Aprista precipitó una sesión del Congreso para aplazar el debate sobre ese Decreto. ¿Diálogo? Eso remitía el debate hacia las calendas griegas. Esa burla encendió la ira amazónica.El propio jueves 4 se dio a conocer una acción de inconstitucionalidad presentada por la Defensoría del Pueblo ante el Tribunal Constitucional contra otro Decreto Legislativo de García: el 1064.Es un Decreto que legisla sobre tierras de uso agrario. La Defensoría señala, a lo largo de 53 páginas, los aspectos inconstitucionales del 1064. La Defensoría expone que ese Decreto vulnera el principio de separación de poderes (puesto que legisla en campos que son atributo exclusivo del Congreso), el principio de reserva de ley para la regulación de límites a los derechos fundamentales y el ámbito de la delegación de facultades otorgadas por el Congreso.Voceros oficiosos del régimen inventan la presencia de fuerzas extranjeras en el conflicto. García, en su texto, afirma que “los subversivos y dirigentes políticos han pasado al asesinato de policías”.Eso, mientras un coro venal pide, aparte de meter bala, ilegalizar la organización de los nativos. El fascismo criollo quiere una guerra contra el pueblo.

ASESINO


Dirigentes indígenas denunciaron hoy la desaparición de 100 nativos durante la represión lanzada el viernes por el gobierno del presidente peruano, Alan García, que sigue hablando de influencia "extranjera" en las protestas.Por su parte, el viceministro del Interior, Wilson Hernández, desmintió la existencia de fosas comunes y el hallazgo de otros 15 indígenas asesinados, en el marco de una crisis en la región en la que abundan denuncias de crímenes atroces y amenazas a medios de difusión locales.
Representantes de Bolivia, Chile y Venezuela condenaron la violencia y reclamaron investigaciones que lleven al castigo de los responsables de la matanza de indígenas

martes, 2 de junio de 2009

LOS DEMOC-RATAS DE CARACAS


Para cualquier persona sensata es evidente que Estados Unidos está desde hace años en campaña para desacreditar y, si es posible, derrocar a Hugo Chávez, presidente de Venezuela.El show montado por Mario Vargas Llosa y su hijo encuadra en ese plan. Ha recibido por eso un apoyo mediático insólito.Derrocar es un verbo cien veces conjugado en primera persona del singular por el imperialismo estadounidense. Ha organizado la reunión caraqueña el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice), la institución venezolana que recibe los mayores aportes económicos de las agencias de Estados Unidos.Los fomentadores del escándalo en torno a la reunión de Caracas han ocultado que Rocío Guijarra, la gerente general de Cedice, apoyó el golpe de estado de abril del 2002 contra el régimen constitucional de Hugo Chávez.Los que acudieron a Caracas para fomentar un escándalo sabían sin duda de ese antecedente. Tampoco podían ignorar el carácter de ese golpe que en el 2002 apresó a Hugo Chávez y quiso obligarlo a renunciar. Todo se convirtió en una farsa cuando las masas populares bajaron de los cerros para apoyar a Chávez. Al final, hasta las tropas de los golpistas cambiaron de hombro el fusil.Mario Vargas Llosa, quien residía en España, sabe lo que denunciaron en esos días publicaciones madrileñas como Cambio 16: que horas antes de viajar a Caracas para el golpe, Pedro Carmona, el “presidente” de los golpistas, se había reunido en Madrid con jefes del Opus Dei.En suma, la Guijarra apoyaba una aventura fascista cuyo carácter distintivo se produjo cuando el efímero Carmona no sólo “depuso” al presidente constitucional Hugo Chávez, sino que disolvió el Congreso y anuló todas las autoridades constituidas: Tribunal Supremo de Justicia, Consejo Nacional Electoral, Defensoría del Pueblo, etc. La televisión privada aplaudió frenéticamente el pronunciamiento contra Chávez, y cuando las masas avanzaban hacia Palacio decidió ocultarlo, y empezó a difundir dibujos animados. Después no sabían dónde meterse. Cedice coordina hoy con la Cámara de Comercio de Santa Cruz, Bolivia, cuya orientación fascista, racista y separatista es conocida en el continente.Uno de los financiadores de la cita derechista de Caracas es el Instituto Cato, conocido como órgano fascista ultraliberal.Cedice y Cato van a crear en Caracas una universidad privada ultraderechista. Uno de los profesores será Daniel Córdova, decano de la escuela de economía de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Lima. Ese eminente profesor es el que, apenas iniciada la crisis que estremece al mundo, vaticinó, en el programa de Jaime de Althaus, en Canal 8, que la crisis sólo iba a durar tres meses. Esa es la catadura de los libertarios aglomerados en Caracas.

DESTINO OPUESTO

En América del Sur la clase política que representa a la derecha vive un pronunciado retroceso. Salvo el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y, en mucha menor medida el mandatario peruano, Alan García, no cuenta con figuras de peso relevante.
Pero el colombiano está marcado por sus vínculos con el narcotráfico y los paramilitares. Tan es así que ni siquiera cuenta con las simpatías de muchos legisladores estadunidenses.
Es por eso que la derecha ha tenido que recurrir a sus intelectuales para dar la batalla ideológica en el continente. Carente de políticos prestigiados y reconocidos, ha debido echar mano de sus hombres de ideas para combatir lo que califica de ascenso en la región del indigenismo radical, la izquierda marxista y el populismo. Curiosa ironía, la derecha, una fuerza tradicionalmente antintelectual, ha tenido que recurrir a los escritores para enfrentar a la izquierda.
Este nuevo protagonismo marcha a contracorriente de la tendencia general en la región. La influencia de los intelectuales en los asuntos públicos, tan importante en otras épocas, disminuyó sensiblemente a finales del siglo pasado.
Muchos de ellos se reciclaron transformándose en expertos y tecnócratas. Pero ahora, ante el colapso de los políticos de la derecha, esta corriente pretende que su intelligentsia ocupe un papel relevante.