Desafortunadamente el más reciente esfuerzo propagandístico de la Casa Blanca podría tener un impacto más maligno que ejercicios anteriores: sostiene que la victoria es posible, donde sólo han ocurridos fracasos; manipula cifras y hechos para producir un retrato de Irak que no sólo es distorsionado, sino falso.
El “refuerzo”, o el envío de 30 mil nuevos soldados fue anunciado por Bush el 10 de enero; tenía la intención de recuperar el control sobre Bagdad y reducir su nivel de violencia. Pero los resultados son más aparentes que reales. El ministro del Interior en Bagdad dijo que mil 11 personas fallecieron violentamente en Irak en agosto, pero un funcionario del ministerio reveló a la agencia de noticias estadunidense McClatchy que la cifra real es de 2 mil 890.
El indicador más veraz del nivel de violencia es el número de personas que huye de sus hogares. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, el número de ellos se elevó de 50 mil a 60 mil en un mes, y nadie está regresando.
La sociedad iraquí se desmorona. Ya no es posible obtener tratamiento médico para muchas enfermedades porque 75 por ciento de los médicos y farmacéuticos se ha ido y son parte de los 2.2 millones de iraquíes que huyeron al extranjero. Desde 2003, Estados Unidos nunca ha admitido las consecuencias políticas y militares de la falta de apoyo hacia la ocupación, que sólo los kurdos han respaldado abiertamente. La encuesta revela que 79 por ciento de los sunitas y 59 por ciento de los chiítas dicen no tener confianza alguna en las fuerzas estadunidenses y británicas.
Esta falta de respaldo socava las elaboradas tácticas del general Petraeus. Se supone que Estados Unidos e Inglaterra han estado entrenando a fuerzas iraquíes durante cuatro años, y no han logrado producir unidades dispuestas a combatir a su lado. Es un problema de legitimidad y lealtad. Todos los que juegan un papel en esta tragedia estaban presentes al llegar los “refuerzos” y siguen aquí. Gracias a Estados Unidos, ahora hay más milicias. Puede que el general Petraeus convenza a alguien diciendo que la posición de Estados Unidos no ha mejorado, pero de ninguna manera ha mejorado.
El “refuerzo”, o el envío de 30 mil nuevos soldados fue anunciado por Bush el 10 de enero; tenía la intención de recuperar el control sobre Bagdad y reducir su nivel de violencia. Pero los resultados son más aparentes que reales. El ministro del Interior en Bagdad dijo que mil 11 personas fallecieron violentamente en Irak en agosto, pero un funcionario del ministerio reveló a la agencia de noticias estadunidense McClatchy que la cifra real es de 2 mil 890.
El indicador más veraz del nivel de violencia es el número de personas que huye de sus hogares. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, el número de ellos se elevó de 50 mil a 60 mil en un mes, y nadie está regresando.
La sociedad iraquí se desmorona. Ya no es posible obtener tratamiento médico para muchas enfermedades porque 75 por ciento de los médicos y farmacéuticos se ha ido y son parte de los 2.2 millones de iraquíes que huyeron al extranjero. Desde 2003, Estados Unidos nunca ha admitido las consecuencias políticas y militares de la falta de apoyo hacia la ocupación, que sólo los kurdos han respaldado abiertamente. La encuesta revela que 79 por ciento de los sunitas y 59 por ciento de los chiítas dicen no tener confianza alguna en las fuerzas estadunidenses y británicas.
Esta falta de respaldo socava las elaboradas tácticas del general Petraeus. Se supone que Estados Unidos e Inglaterra han estado entrenando a fuerzas iraquíes durante cuatro años, y no han logrado producir unidades dispuestas a combatir a su lado. Es un problema de legitimidad y lealtad. Todos los que juegan un papel en esta tragedia estaban presentes al llegar los “refuerzos” y siguen aquí. Gracias a Estados Unidos, ahora hay más milicias. Puede que el general Petraeus convenza a alguien diciendo que la posición de Estados Unidos no ha mejorado, pero de ninguna manera ha mejorado.
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