Establecer una moratoria de cinco años para la actual producción de biocarburantes y consagrar el derecho a la no deportación de las personas famélicas son dos de las soluciones para reducir el número de hambrientos en el mundo, según la ONU. Así lo explicó ayer en rueda de prensa el relator especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, el suizo Jean Ziegler, quien presentará próximamente su informe provisional sobre ese derecho en la Asamblea General de la ONU. Cada día mueren 24.000 personas de hambre.En ese foro, Ziegler defenderá que el poder alimentarse es un derecho humano básico, "algo que países como Estados Unidos no consideran", aseguró el relator, quien aprovechó para felicitar al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, por su "coraje por defender este tema".Según los datos recabados por su equipo "el hambre continúa expandiéndose año a año, cada día mueren 24.000 personas de hambre y por causas relacionadas con la desnutrición son 100.000, lo que da un total de 35 millones de muertes al año"."Cuando según datos de la FAO (Fondo para la Agricultura y la Alimentación de la ONU) en el mundo se producen alimentos para alimentar a 12.000 millones de personas, es decir el doble de la población mundial, cada niño que muere de hambre es un asesinato", agregó Ziegler. "En África hay 202 millones de hambrientos que no pueden alimentarse y que arriesgan sus vidas para llegar a Europa y poder vivir, y nosotros deberíamos permitírselo".
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