Alejandro Sanz desgranara, en la bendita Venezuela, sus malas imitaciones de tonadas italianas, remedando igualmente a los urlatori de aquel país.
Lo que Serrat y Sabina han firmado, además de unos cuantos bienintencionados colegas del este infame remedo de Marco Massini, protestando por esa falsa noticia de la no menos inexistente prohibición, demuestra varias cosas. En primer lugar, la vejez prematura que ataca a los firmantes, que les impide demandar, por otras vías de información que las que habitualmente les sirven, otras realidades que contrasten la ya aceptada, con el sano propósito de conocer algo parecido a la objetividad. las neuronas de Serrat y Sabina han resbalado en la yema de huevo, pero las de Fito Páez .En segundo término, la lista de protestantes por el inventado hecho del veto al tal Sanz en Caracas, rezuma ignorancia por todos lados, habida cuenta que la prensa que leen los signatarios del libelo ha ocultado siempre: o sea, la verdadera historia de esa falacia, que ya se aclaró convenientemente en las instancias consultadas, incluyendo los hoteles en los que el histrión Sanz suele hospedarse. Afirmar, como hizo, que el Tamanaco o el Meliá le negaron una suite, es como asegurar que el George W. Bush cumple con el cociente intelectual de un ser humano.El ministro del ramo de la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, Francisco Sesto, ha escrito con cariño y admiración a los mismos cómicos a los que yo me dirijo, una misiva en la que viene a aclararles aquello que deberían haber conocido, si hubieran tenido al menos la inteligencia de contrastar hechos (que no opiniones). Eso es lo malo: que todos los incautos que pusieron su nombre en el panfleto, queriendo erigirse en quijotes defensores del maltratado Sanz, jamás quisieron conocer la realidad, porque la opinión ya la tenían formada y definida como una verdad absoluta, sin tener otro dato que lo que Alejandro les aseguraba. Tal vez no saben que el lamentable imitador de Fausto Leali, acostumbra a ser tan mentiroso como Felipe González en sus mejores tiempos. Por qué no os atrevisteis poner nombre y apellido o a levantar siquiera un dedo, para denunciar las continuas torturas demostradas en esa democracia?
¿Por qué ninguno habéis osado protestar ante las amenazas al cantante Fermín Muruguza o al grupo Sociedad Alkohólika, cuando fueron acusados de compañeros de viaje de ETA?
¿Por qué ninguno de vosotros habéis firmado siquiera una carta de apoyo a vuestros colegas cubanos, ante la vesania que sufren todos los creadores de esta isla, a quienes desde hace años se les tiene vetado actuar en EEUU, ya que son considerados un peligro para la seguridad del estado?
Y ya, en plan más costumbrista: ¿por qué ninguno os atrevisteis a firmar contra la decisión del Obispado de Jaca, administrado por el prelado de Huesca, Jesús Sanz, que denegó el permiso para un concierto de música antigua mudéjar, a cargo del grupo Axivil Aljamía, acompañado por el cantaor Pedro Sanz? ¿Por qué? Sencillo y rotundo. Lo que manda Prisa es una orden para Serrat, Sabina, Páez y toda la extensa ristra de crédulos que firmaron el escrito. Pero lo más repelente es que ninguno de ellos, sabiendo que han orinado fuera del tiesto, pedirá disculpas y rectificará. Y es que eso es sólo de sabios.
sábado, 23 de febrero de 2008
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